dissabte, d’octubre 16, 2010

Sobre Pedro Páramo de Juan Rulfo

Siempre me ha atraído el realismo mágico. De hecho me parece más real confundir los pensamientos reales y imaginarios (que en algún modo también son reales) que explicarlos de una manera absolutamente clarividente y diferenciada. De este modo en Pedro Páramo, Rulfo más que explicar, sugiere.

Inicialmente Juan Preciado narra la búsqueda de su padre Pedro Páramo a instancias de la confesión que le realiza su madre en el lecho de muerte, para que posteriormente sea el propio Páramo el que finalice la narración. A partir de la llegada a Comala, empieza una sucesión de personajes vivos y muertos atormentados por diversos motivos (amor, ausencia paternal, corrupción,...) que sugieren paralelismos con sucesos históricos (revolución mexicana, situación de los campesinos, ...).

La posibilidad de no comprender la relación entre personajes,de incluso su situación (vivo o muerto) o su cronología acaba siendo un ejercicio de abstracción a través del cual poder sugerir. De hecho se trata de sugerir para explicar.


Notas:

  • Comala, centro geográfico e intemporal de la novela
  • Todos los personajes tienen una penitencia a redimir, y acaban algunos por ser indiferentes a su(s) realidad(es)
  • Respecto a su similitud con la revolución mexicana, Reina Roffé apunta que el descontento del campesino se debe a que con la revolución “se destruyó todo para que todo permaneciera igual”.
  • La religión como parte fundamental de la vida de Comala, así como el personaje del Padre Rentería como paradigma de la corrupción.
  • Terratenientes vs campesinos
  • El personaje de Susana respecto a Pedro, único antídoto.


ISBN: 978-84-08-07416-8
Colección Austral

dissabte, d’octubre 02, 2010

No soy un Bartleby

Han sido alrededor de siete meses sin publicar ningún artículo debido a múltiples motivos, ninguno de ellos referentes a la falta de ganas de seguir con el blog.

El síndrome de Bartleby en la literatura fue acuñado por Vila-Matas a aquellos escritores que dejaban de escribir, algo así como un subgénero de lo que le sucedía al personaje de Melville.

No es que me quiera comparar con Salinger, Rulfo o Walser (en ningún aspecto), más bien se trata de justo lo contrario, de expresar que quiero volver a explicar cosas, de que no soy un Bartleby.